Después de dos largos años sin poder procesionar a nuestra Sagrada Titular, por fin llegó el día.
Anteriormente y como es de rigor, se habían celebrado sendas reuniones de Costaleros, el Cabildo General, la pedida de regalos en el campo y el pueblo para la Puja, la inolvidable celebración de la misma y el resto de actividades que en estos días de semana santa ocupan y dan vida a nuestras hermandades…
El jueves santo amaneció espléndido y lleno de luz, el día perfecto que siempre soñamos tener y que afortunadamente tuvimos. La pedida en la calle se iba desarrollando con claros signos de alegría y en todos los actos que iban celebrándose a lo largo del día, las ganas y la alegría reflejadas en las caras de la junta de gobierno, de los hermanos y hermanas y del pueblo en general prometían un jueves pletórico y con un deseo común, volver nuevamente a ver las imágenes en las calles de nuestro pueblo.
A las 5 de la tarde, la cita era en la Iglesia para los oficios, donde nuestra hermandad colaboró como siempre en la celebración de los mismos y donde nuestro cura párroco agradeció emocionado poder participar de la magnífica ambientación de la iglesia, de los bellísimos tronos y en definitiva de estos momentos tan únicos que tienen lugar en nuestro pueblo por estas fechas, para él era la primera vez.
Con todo preparado, una larga fila de penitentes, mantillas y costaleros sale desde nuestra casa hermandad y comienza su andadura hacía la Iglesia de la Santa Cruz Real donde ya se presagiaba la gran afluencia de público que abarrotaría los aledaños de la misma; este año, como novedad, las puertas de la iglesia permanecieron cerradas y únicamente se permitió la entrada de costaleros y mantillas, abriéndose las mismas solo a la hora de la salida de las procesiones, lo que dio un novedoso realce a las mismas.
Con nuestro Padre Jesús ya en la calle, nuestra procesión va tomando forma. Guión, Nazarenos, Mantillas, Representantes de la hermandad y finalmente Nuestra Sagrada Titular María Santísima de Paz, que apareció en el cancel de la Iglesia magníficamente entronada con sus mejores galas y perfectamente adornada con las flores que solo el hermano Eduardo sabe colocar. Se estrenó por fin en su cargo nuestro flamante nuevo mayordomo, que imitó de forma magistral a nuestro querido Frascorrillo, su padre, Paco parecía que había estado toda su vida siendo el guiador de los costaleros y del trono.
Hubo muchos momentos dignos de resaltar entre los que sobresale la buena coordinación durante todo el recorrido con la hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, consiguiendo en todo momento que ambos pasos fueran a una distancia justa y no se dejaran claros entre ambas, en este sentido mucho tuvieron que ver las personas encargadas de la organización de la procesión y que realizan un arduo trabajo año tras año.
Otro momento a destacar fue la preciosa estampa que nos ofrecieron todas las mantillas en las escalinatas de la ermita de Nuestro Padre Jesús, porque estaban todas las de ambos pasos, de esta forma los titulares de las cofradías pudieron ser venerados conjuntamente y realzados al unísono.
El encuentro de ambos tronos en la puerta de la Ermita fue un momento mágico, había muchas ganas y se reflejó cuando los alzaron a pulso al unísono.
Pero seguramente el momento más emotivo, fue cuando en los cantillos el mayordomo dirigió magistralmente el trono hacia El Chorro en honor de nuestro querido y añorado Rafalín, su hijo José Manuel fue el encargado de dar un toque de campana en su homenaje y recuerdo y en la siguiente parada se fundió agradecido en un abrazo con todos y cada uno de los costaleros.
En un año tan especial como este los encargados de las bandas de música han querido tener un detalle muy especial al dedicarle expresamente algunas de las marchas del recorrido a cada uno de los hermanos que nos han dejado en este tiempo, uno de ellos se encargó de editar un díptico con cada una de las dedicatorias, detalle que fue acogido con gran aceptación.
Y ya por fin, después de cinco horas y media de magnifica procesión, en la puerta de la Iglesia, por segunda vez nuestros costaleros volvieron a aparecer con el trono de la Virgen a pulso para llevarla en volandas hasta la puerta de la Iglesia y allí encontrarse con su hijo, donde ambas imágenes se despidieron de su pueblo hasta el año que viene.