Bueno, desde de mi nombramiento como mayordomo han pasado dos años que no hemos podido salir por la pandemia, este año sabíamos que sí saldríamos y empezaron los nervios a recorrer mi cuerpo cada día más, en la cuaresma ya temblaba, por las madrugadas soñaba, de día pensaba y me venían muchos recuerdos e imágenes de los mayordomos que he conocido o vivido en nuestra Hermandad.
Imágenes de Pedro Esteban como mayordomo, aun con el trono viejo de madera, muy querido y respetado por los portadores de nuestra Virgen.
Recuerdos y vivencias muy cercanas (hasta en la sopa que se diría) como las de Frascorrillo “Mi Padre”, querido y respetado por los portadores, con él empecé a llevar a la Virgen por dentro del trono, son muchos recuerdos y anécdotas, como, verlo organizar a los portadores en el trono el mismo Jueves Santo, minutos antes de salir la procesión, cómo ubicaba a los portadores cada uno por su altura aproximada en los palos del trono, para ir todos por la misma talla, ver cómo salía la Virgen por la puerta de la iglesia, y una vez en la calle grande, dirección a la calle carrera, en la primera levantada, Frascorrillo sacaba su puro, lo prendía, y les decía a sus portadores:” señores, arriba os espero”, y hacia hueco entre las autoridades y el trono para dejarlos solos. Solo se volvía para ver si el paso iba bien o no, con él no se levantó el trono nuevo a pulso…no quería…decía que si hacía falta daban dos vueltas al pueblo, pero meciéndola…jajajaja… ¡¡Y martillos¡¡ …utilizaba dos por Jueves Santo…jajajaja… Frascorrillo fue mi primer referente como mayordomo.
Después, la seriedad de nuestro escudo de oro de este año, Felipe Quintana, respetado por todos los portadores.
Mas tarde, a Antonio Cansino, también muy querido y respetado por todos los portadores.
Le siguió Juan Carlos Lora, tuve el placer de ser compañero de palo en su último año de portador, antes de ser nombrado mayordomo, con él he pasado 21 años de portador, tomando nota de la responsabilidad que conlleva ser mayordomo, y que no todas las decisiones tomadas son de agrado para todo el mundo, para mí que Juan Carlos sabía que sería su sucesor, porque a peso de golpes me enseño cómo llevar el paso…jajajaja… le doy las gracias por sus consejos e información aportada para la preparación de los portadores en el trono y la carrera procesional.
Y bueno, todo eso eran muy bonitos recuerdos y maravillosas imágenes que me venían a la cabeza, y que mantendré para toda la vida.
Pero en la Cuaresma he tenido la suerte de tener a mi lado a personas muy importantes para mí, tanto las que han estado personalmente, como las que no lo están ya, pero siguen conmigo. No me gusta nombrar a nadie porque tendría que poner todos los nombres de los hermanos y hermanas de María Santísima de la Paz, pero en este caso voy a hacer una excepción y lo voy a hacer con los que han estado día y noche en contacto para hacer llegar y disfrutar de un Jueves Santo tan esperado después de dos años sin salir. En primer lugar, a mi pareja, Mariló, que aunque no es hermana, ni ha vivido la Semana Santa tan cercana y desde dentro como yo, ha sabido tener paciencia, apoyarme y ayudarme en todo lo que conllevan los preparativos en nuestra Hermandad ( hasta dedicarle una marcha tocada con flauta en la iglesia a nuestra Virgen), a buenos hermanos y amigos, que me han ayudado a organizar comidas, trono y se han comprometido en llevar a cabo responsabilidades de la carrera del Jueves Santo, como Antonio García Rey, Manuel Palacios y a Alicia Gómez, la Hermana Mayor, por proponerme para mi cargo de mayordomo, tener plena confianza en mí para su desarrollo y darme todo su apoyo y trabajo en la organización previa al Jueves Santo. También, a Ramón Cansino y Miguel (el Cañetero) por su trabajo, apoyo en los eventos, y dedicación y responsabilidad plena que han tenido para la organización y elección de la música en la carrera procesional, así como con su publicación y dedicación a los hermanos y familiares a los que se les rendía homenaje. A Antonio Salguero, Jose Manuel Escalante, Francisco Arroyo, por su trabajo y apoyo en los eventos y montaje del trono, a las hermanas que a peso de muñeca dejaron reluciente el trono para que nuestra Virgen portara sobre él, a las camareras de nuestra Virgen, que la visten tan bonita para cada ocasión requerida, a Eduardo Palacios, por vestir nuestro trono con las flores tan bien elaboradas y bonitas, a mi ayudante de trono Mario Palacios, que fue mis ojos y mi voz en la parte trasera del trono, a las Mantillas y Nazarenos, por el acompañamiento y penitencia a nuestra Virgen, y por último a “MIS PORTADORES “, a ellos les tengo mucho que agradecer, primero, por ser personas educadas, amables, comprensivas y muy pacientes en algunos momentos en los que yo haya podido estar más nervioso, desde el más veterano en el paso hasta el más novel, que sin ellos no tendríamos paso el Jueves Santo. “Que incluso cuando a algunos le fallan las fuerzas, claman al cielo, que allí mirando están, los hijos de la que meciéndola van, sobre sus hombros, que cuando otros llevan el cuello “herido” por el paso de su amor, juran llevarla hasta su portal, a nuestra madre a la que nunca jamás han de abandonar”.
En fin, solo quería decir con todo esto que, gracias a todo el apoyo que he tenido y al trabajo brindado por los hermanos y hermanas, me he sentido como si ya llevase muchos años realizando esta labor que se me encomendó con mi nombramiento…” SER MAYORDOMO DE MARIA SANTÍSIMA DE LA PAZ”
“VIVA MARIA SANTÍSIMA DE LA PAZ”