DESPEDIDA A NUESTRA CAMARERA ENCARNA.

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Y como bien entenderéis, la hermandad de la Paz no podía dejar pasar esta magnífica oportunidad que nos brinda este tercer día de  Triduo, sin tener un recuerdo especial hacia nuestra camarera Encarna, que hace poco más de un mes que nos dejó…

Me toca a mí expresar el sentimiento, pero entiendo que el cariño y la admiración por Encarna, brotan de la misma manera y con la misma intensidad, desde todos los corazones de los hermanos de la paz, por lo cercana, cariñosa  y afectuosa que fue siempre con todos nosotros…Me toca a mí precisamente, que la he tenido tan cerca durante toda mi vida, y que he sido testigo de todo lo que significaba para ella la Virgen de la Paz  y la hermandad…

Si ya su madre, nuestra recordada Mariquita Jiménez, había dejado el listón muy alto en la tarea de ser Camarera, Encarna, acompañada tantas veces de sus hermanas, no se ha quedado atrás a la hora de desempeñar esta gran labor .

Ser camarera de la Virgen, es de los cargos que más fidelidad requieren y tú querida Encarna, has cumplido las funciones encomendadas a la perfección: has cuidado y venerado la imagen de nuestra Sagrada Titular,  has conservado sus ropas y alhajas con el  mayor de los esmeros y has sabido trasmitir el cariño de la Virgen a los demás con gran devoción…

Te he visto, siendo yo una niña,  robarle muchas horas a tu casa, a tu familia y a tu vida,  para dedicárselas a la Virgen… erais una familia numerosa en la que seguro siempre había algo que hacer, 5 niños, dos negocios al público que necesitaban atención, sin olvidar el tiempo que le dedicabas a  tu extremada afición por la cocina…más tarde fueron el bordado, las amas de casa, o  cualquier otra pasatiempo que se te pusiera por delante…hasta el carnet de conducir te sacaste con cierta edad…

…pero llegaban estas fechas y tu siempre lo dejabas todo y le sacabas un hueco a tu hermandad…

Tras días previos de dura plancha, corriendo te escapabas el martes Santo hasta la Iglesia para vestir a tu Virgen, te gustaba hacerlo en la intimidad de la capilla y con poca gente, como es obligado, pero sabiendo darle el justo protagonismo a esos niños curiosos y preguntones que siempre andan por allí en esos días y que quieren saberlo todo, les hacías sentirse importantes preguntándoles su opinión…y encima les dabas una rica magdalena casera para merendar…que madraza has sido siempre!!!

Muchos de los que estamos aquí hoy recordándote, hemos sido protagonistas de esos momentos tan entrañables contigo y créeme que  no olvidaremos nunca tus enseñanzas, abajo en la capilla, con la Virgen como testigo mirándonos tan de cerca y arriba en el trono, con esa lucha que te traías siempre para que se le cambiara el manto a la Virgen… que pena, que te has ido antes de ver el nuevo ya bordado…

Dos de esos “ya no tan niños” pero que han sido desde hace tiempo fieles testigos de esas enseñanzas, van a ser ahora quienes recojan el relevo… Fernando  Fontalba contará con la inestimable ayuda de Eduardo Palacios para ocupar tu puesto…seguro que te gustará saberlo y que les darás tu bendición…

Y es que…junto a tu familia de sangre, Dios te puso por delante otra familia, la de tu Hermandad de la Paz, de la que te gustaba participar en cuantas ocasiones se te ponían por delante…de manera muy intensa en los años en los que tu hija Alicia ha sido hermana mayor.

Todos recordamos, como bien nos apuntó Matías en su pregón, la alegría que transmitías con tu simple presencia y seguro que guardamos esa imagen en nuestra retina, de  los bailes que te echabas en nuestra casa hermandad acompañada de tu inseparable bastón, una actitud que nos hacía admirar, aún más, ese  espíritu de fortaleza que siempre te acompañó en la vida…

Has vivido los mejores y los peores momentos de la hermandad y para alguien de carácter como tú, no habrá sido fácil estar siempre en primera fila. La convivencia con tantas juntas de gobierno a lo largo de los más de  30 años que has ejercido como camarera, hizo que te ganaras el respeto de todas ellas y la admiración de todos los hermanos,   convirtiéndote hoy en día, sin duda, en referente y ejemplo para los que vienen detrás… ya eres parte de nuestra historia porque en nuestra hermandad lo has sido todo además de Camarera, Escudo de Oro, Pregonera de la Semana Santa,  Cofrade del Año, pero  sobre todo y ese es tu mayor mérito, una persona muy muy querida y una buena cristiana.

A nosotros, no nos queda más, que darte las gracias querida Encarna, por todos estos años de fidelidad, de servicio, de  cariño y de atención desmedidos… gracias también a tus hijos e hijas por la generosidad que habéis tenido al compartir a vuestra madre con todos nosotros.

“UNA DE LAS GRANDES” se nos ha ido y la vamos a echar mucho de menos, pero estoy segura de que cada Jueves Santo ya en la noche, Encarna se asomará al balcón del cielo para vernos pasar y sentirse orgullosa de nuestros colores, al igual que siempre lo ha hecho desde el balcón de su casa de la calle grande y así lo hemos visto todos… allá arriba estarás acompañada de muchos de los que han hecho ilustre a esta hermandad, nuestro cariñoso recuerdo también para todos ellos.

Ahora Encarna, si Dios quiere, te quedará toda la eternidad para admirar, aun más de cerca, la Belleza auténtica del rostro de tu querida Virgen.

Cuida de todos nosotros desde allí,

como lo hiciste siempre desde aquí…

Hasta siempre…

M.A.B.R.

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