Y hoy queremos tener también un reconocimiento especial con alguien muy querido y reconocido de todos nosotros, cuya trayectoria en nuestra hermandad no es preciso recordar aquí porque la conocemos todos.
Así que ahora que por fin tenemos el orgullo de que nuestra casa hermandad está terminada por dentro, hemos querido echar la vista atrás y volver a los años en los que apenas era un solar con puertas y un par de habitaciones allá en el fondo, allí tú tenías tu particular orden, siempre sabías dónde estaba todo y estabas continuamente disponible para abrir las puertas de la hermandad a todo el que te lo pedía, pero eso sí, las llaves las guardaba siempre tú.
Me cuentan que en una ocasión te regañaron por estar dando agua a un vecino necesitado de ella, para más inri, hermano de otra hermandad; en tono de broma te dijeron “al enemigo ni agua” y tú, sin dudarlo un segundo, le respondiste: “al enemigo vino”…parábola perfecta del buen samaritano…
Hoy Francisco, te queremos hacer entrega simbólica de esta llave de nuestra casa hermandad y de un llavero con la imagen de la Virgen, ahora que está terminada y sin duda espectacular, queremos que la vuelvas a tener, porque consideramos que fuiste y serás el mejor guardián que esta casa ha podido tener.
Gracias siempre por haberla cuidado desde el primer día con tanto cariño y dedicación y recuerda que, aunque ya tengas la llave de esta, no las necesitarás porque las puertas estarán siempre abiertas para recibirte…